viernes 18 de abril de 2025

GASTÓN TORRE: «APRENDÍ MUCHO JUNTO A MILANESIO»

El base de Echagüe visitó los estudios de Radio UNER para dialogar con La Cábala no solo del presente basquetbolístico del equipo de Ignacio Barsanti y su recuperación de la lesión, sino también de sus experiencias en el deporte. Contó acerca de sus comienzos, los entrenamientos mano a mano con Marcelo Milanesio, la relación con sus compañeros y cuerpo técnico actual y sus ideas para el futuro.

 

Como ocurre cada vez que existe la posibilidad de dialogar largo y tendido con los protagonistas de nuestro deporte, las anécdotas y experiencias de vida para conocer a la persona que hay detrás del jugador siempre toman un papel preponderante. Lo mismo sucedió con la visita a La Cábala de Gastón Tato Torre.

 

El oriundo de Las Perdices analizó su actualidad y la de Echagüe y el TNA, pero fundamentalmente hizo un repaso por su carrera y las cosas buenas y malas que le ha dado el básquet.

 

En este sentido, contó cómo fue el momento en que con solo 14 años dejó su pueblo natal para ir hasta Córdoba a probar suerte con el deporte: «Yo vivía en el club 9 de Julio -comenzó-. Estaba allí todo el tiempo, practicando deportes o para juntarme con amigos. Éramos una banda muy grande y nos divertíamos mucho. Hasta los 10 años hice muchas cosas pero siempre lo que más me gustó fue el básquet y allí lo empecé a hacer con mayor énfasis hasta que a los 14 años me fui de mi casa a Córdoba para cumplir mi sueño de llegar a ser profesional».

 

«A mi familia le gusta el deporte y siempre me apoyaron. En ese momento que era chico les dije que me quería ir para jugar, ellos vieron esa determinación y me dieron su confianza. Fue un cambio descomunal porque había ido pocas veces a Córdoba anteriormente», prosiguió.

 

En la misma línea, sobre sus comienzos en la capital de su provincia, explicó: «Estuve unas semanas probando en Noar Macabi y después me reclutaron en Atenas. Allí estuve siete años, en los que viví en la pensión del club. A la escuela iba en transporte todas las mañanas y a la tarde entrenaba. Era complicado porque además se jugaba entre semana y yo estaba en tres categorías», recordó.

 

En el Griego no solo tuvo la oportunidad de compartir con algunos de los jugadores que marcaron historia en la Liga Nacional, sino también de hacer su primera aparición en la máxima división: «El debut en Atenas fue un sueño, una experiencia enriquecedora. Pero más allá de eso todos son momentos que recuerdo y guardo en mi corazón; me tocó entrenar con Marcelo Milanesio o el Pichi Campana, por decir dos de los monstruos que había en ese equipo. Temblaba entero; eran entrenamientos muy duros pero uno trató de aprovechar todo el tiempo y ellos siempre me aconsejaron».

 

Además, tuvo la posibilidad de entrenar personalmente y mano a mano con Milanesio, por pedido del ex integrante de la selección Argentina: «Cuando Marcelo se retiró entrené personalmente un tiempo con él. Yo jugaba Liga Nacional Juvenil, él iba a vernos siempre y un día me llamó por teléfono y me invitó. Entrenábamos en una cancha cerca de su casa un par de horas, dependiendo sus horarios. Fue casi un año de entrenamiento privado, yo con él. Aprendí muchísimo. Fue una de las experiencias más importantes de mi vida. Un sueño hecho realidad».

 

Consultado sobre el momento del cambio, en ese proceso, de novato a jugador referente, siendo que en el AEC es quien más habla no solo con los juveniles sino también con sus compañeros titulares, Tato aseguró que no se da de un día para otro sino a través del transcurrir de diferentes situaciones: «La competencia y los grupos te van ubicando en el lugar de titular primero y referente o líder después. Básicamente en el grupo se hace el cambio a partir de lo que uno hace dentro de la cancha, y después se va dando, el poder aconsejar, apoyar a los demás».

 

En la misma línea, enfatizó en la importancia que tienen los grupos para la concreción de objetivos deportivos: «La relación es fundamental; me parece, y por lo que me ha pasado, que es muy difícil estar bien en la cancha si no hay buena relación en el equipo y con el cuerpo técnico. El buen humor, juntarse, comer juntos, no te dan puntos pero en el final del torneo se notan».

 

Ese grupo, afirmó, que una vez más lo encontró en Echagüe, club del que además disfruta por el movimiento constante y la tranquilidad. Sobre eso y la adaptación a la vida en la capital entrerriana, expresó: «Paraná me gusta, aprovecho los días libres para conocerla cada vez un poco más. Al club me voy acostumbrando, fue complicado el principio por el mal arranque que tuvimos en cuanto a resultados, aunque está dentro del deporte el poder superar esa clase de momentos. La vida social del club me hace acordar a mi pueblo (Las Perdices) porque hay movimiento de gente, se puede tomar una gaseosa en el bar después de entrenar…cosas que en otros lugares no podes hacer o no ves».

 

LA ACTUALIDAD

Ya metido netamente en la actual temporada, el base se refirió a la recuperación del esguince que lo mantiene fuera de las canchas desde el 31 de enero: «Ya estoy haciendo básquet. Era necesario poner fuerte el pie y el tobillo para todo lo que se viene. Me estoy poniendo en ritmo. Me pone contento volver a estar con los chicos en la cancha».

 

«Por suerte tenemos un equipazo, mi puesto está bien cubierto y todos están jugando en un buen nivel. Estando así y ganando es más sencillo poder recuperarse y no apurarse para volver, me hace trabajar más tranquilo», agregó.

 

Del mismo modo, mencionó lo complicado que se hace para un jugador que está constantemente en diálogo con los demás y atento a los detalles, tener que seguir al equipo desde afuera: «Cuesta verlo desde el banco y mucho más no estar con los chicos; no poder entrenar se hace duro. Por suerte tuve el apoyo de mis compañeros y del cuerpo técnico, que siempre me han levantado. Me pongo mucho más nervioso en el banco que adentro de la cancha. Por eso intento ayudar hablándolos, así me siento útil para el equipo cuando estoy afuera».

 

Esta fue la tercera lesión que Torre sufrió en la temporada, y la más delicada porque se trató de un esguince de mayor gravedad en un tobillo en el que ya se había sentido al principio de la primera fase. Sin embargo, afirmó: «No tuve miedo en ningún momento; sí fui consciente de que debía trabajar bien porque necesito estar fuerte para los playoffs. Si no podría caer nuevamente en una lesión y es lo que hay que evitar de cualquier manera».

 

Ahora, el final de su puesta a punto, coincidió con el pequeño parate que le brinda el fixture a Echagüe, antes de enfrentar a UNCAus el próximo miércoles en el Butta. Estos días también sirven para optimizar la adaptación del nuevo extranjero, Michael Murray, sobre el que el cordobés opinó: «Está bien predispuesto y cada vez mejor. No es un foráneo experimentado, ha estado fuera de su país apenas unos meses anteriormente y es entendible que necesite tiempo para adaptarse a tantos cambios».

 

Por último, dejó un párrafo acerca del entrenador, Ignacio Barsanti: «Titi es un fenómeno; es por él también que el grupo está bien. Lo veo como un DT con muchas ganas de aprender y trabajar, tiene la personalidad y las condiciones para hacerlo; además, el trabajo del año pasado y éste, lo respaldan. Si sigue laburando de esta manera, manteniendo su humildad, va a ser un gran entrenador», sostuvo.

 

Del mismo modo, acotó: «No creo que la edad influya en la relación entrenador – jugador. Él es abierto al diálogo y por ahí por la cercanía podes hablar más temas, pero no varía mucho. Lo importante es eso porque hay muchos que no les gusta ser tan abiertos. No está mal pero prefiero que lo sean». Y consultado sobre su futuro, aclaró: «No sé si me gustaría ser entrenador; preferiría trabajar en formativas. De todos modos, no pienso mucho en eso todavía. Tendré tiempo para analizarlo más adelante cuando deje de jugar», finalizó.

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