Diego Buschiazzo tiene 33 años y juega como enganche en Instituto. Volvió a las canchas luego de casi tres años tras jugar el partido más importante de su vida: se enfrentó cara a cara con la muerte por una bala perdida.
El 7 de diciembre de 2015 Diego fue al kiosco de su barrio a comprar leña para comer un asado, cuando de repente empezó una balacera y en tan solo segundos su vida cambió.
“En ese momento sentí un golpe fuerte en el hombro. Yo sentí que estaban a los tiros, entonces le dije al chico que estaba comprando adelante mío: ‘Me parece que una me pegó a mi’ entonces el chico me dijo que me tire al suelo que iba a llamar una ambulancia. Al ratito llegó», relató.
Su recuperación fue muy dura. Hubo días en que no se quería levantar de la cama, estaba vencido, pero gracias a su familia pudo salir adelante: “Me apoyé en mi señora y mi hijo, mi vieja y mi viejo. Los cuatro iban de mañana y de tarde al hospital. El mes y medio que estuve internado ahí, ellos fueron de mañana y de tarde todos los días y eso fue para mi un motor impresionante. Llegaba la hora de la visita y esperaba que llegaran ellos cuatro, no faltaron un día».
-¿Encontraste apoyo en el club?
-Si, en el club encontré un apoyo terrible, tanto los chicos como los dirigentes, el técnico, la hinchada, todos. Y no sólo en el club sino en el ambiente futbolístico de la Liga Paranaense. La verdad que estoy muy agradecido porque estuvieron al lado de mi familia y siempre me brindaron lo mejor.
-¿Pensaste que volverías a jugar?
-En ese momento cuando estaba internado se me hacía muy difícil pensar en volver a jugar. No se me cruzaba por la cabeza volver a jugar al fútbol. A mi se me cruzaba por la cabeza quedar bien para poder disfrutar de mi hijo que era lo que mas anhelaba y jugar al fútbol realmente la veía complicada porque en la recuperación nos poníamos a patear y yo no podía ni siquiera parar la pelota, pero con el tiempo me fui recuperando y gracias a Dios pude volver.
-¿Te costó mucho la recuperación?
-La recuperación fue dentro de todo rápida pero me costó mucho. El 2016 fue un año que fue todo para mi recuperación porque había bajado de peso, tenia muchos mareos, no me sentía bien. Mucha gente se solidarizó conmigo y eso fue muy importante para mí.
-¿Cómo fue tu vuelta? ¿Qué expectativas tenés para el futuro?
-Mi vuelta al club fue muy linda. Poder volver a sentir el ambiente del vestuario, el entrenamiento, el día a día, fue muy lindo. Mis expectativas son poder ver crecer a mi hijo, verlo sano y que sea feliz sobre todo, nada más.
Diego volvió a vestir la camiseta de su querido Instituto el sábado pasado cuando ingresó en el segundo tiempo del clásico de barrio contra Universitario que terminó 0 a 0. Sin dudas una de las vueltas a las canchas más esperadas por el ambiente del fútbol paranaense, Diego, un ganador de la vida, jugó su partido más importante y se llevó la victoria.
Por Nicolás Pross
Foto: Minutolpf.