La obtención de la primera estrella nacional para Patronato le ha abierto un panorama inusitado e inesperado al club que ahora debe pensar en la Primera Nacional y la Libertadores.
El viernes por la tarde, la confirmación del hermético Facundo Sava sobre su ida de Villa Sarmiento, abrió un panorama más complicado aún para la dirigencia de Patrón.
Con la cipa como caballito de batalla a la hora de seducir a jugadores del actual plantel para que se queden, la ausencia de Sava en el futuro inmediato de Patrón es un escollo que complica la cuestión en niveles muy altos.
Solo jugar libertadores no va a seducir a muchos y si había alguien que los pueda convencer para quedarse, ese alguien ya no va a estar.
Seguramente, en algún asado con amigos o en off the record, el “colorado” dará detalles de porqué no continuó en el club que le abrió las puertas en este 2022.
En La Cábala te vamos a contar algunos detalles de lo que tuvo que tuvieron que soportar los jugadores y el cuerpo técnico durante este exitoso proceso. Porque más allá del descenso, el proceso fue muy exitoso y los exime a ellos de cualquier responsabilidad a la hora de analizar culpables del descenso.
En ese menester de buscar culpables, los dirigentes pican en punta y luego si hay que apuntar Álvarez y a Delfino y a sus dirigidos.
La grandeza y humildad de este plantel campeón, no solo se vieron reflejadas en la cancha, cuando se perdió y cuando se ganó, sino también cuando enfrentaron los micrófonos.
Nunca pusieron excusas ni se quejaron.
Pero fue el mismo capitán, Carlos Quintana, quién en el mismo campo de juego del Malvinas Argentinas, entrevistado por la gente de TyC Sports, cuando lo chicanearon con el desgaste del que se quejaron Boca y River antes de jugar con ellos, esbozó a modo de defensa, una frase que sorprendió a todos en el país (no en Paraná) y dijo: “Mirá que somos los únicos que viajamos en colectivo a todos los partidos en primera ehhhh”.
Esos cansadores viajes en bus (salvo los de Copa Argentina que pagaban la organización y eran en avión) fueron motivo de mucho enojo por parte del plantel.
Ni hablemos de la noche de ese jueves en el que se le ganó a Lanús y tuvieron que recorrer todo el ancho del país para ir a Mendoza a buscar la salvación ante Godoy Cruz.
En la previa del partido más importante hasta ahí, jugaron, se cambiaron y viajaron.
La nobleza de este plantel se vió reflejada en el resultado final en Mendoza, cuando ya descendidos le ganaron al Tomba.
Dicha grandeza se potencia en estas horas cuando empiezan a trascender más detalles que son increíbles a la hora de hablar de un plantel campeón.
“Siempre jugamos con las mismas medias”, no teníamos otras, le contó a LC un protagonista del grupo.
Otro le confesó que tuvieron demoras en el pago de los sueldos y que la excusa era el famoso plazo fijo que tiene el club en el banco.
Es decir, el equipo estaba dando la vuelta olímpica y no estaba al día.
El mismo plantel que jugó toda la competencia sin hablar de premios.
Falencias en infraestructura que son crónicas y en valoración, para un equipo que le ganó a los grandes y puso al club en lo más alto del fútbol argentino.
Fue vergonzoso para ellos, no contar con la ropa adecuada (la vestimenta rojinegra) para la final con Talleres.
Pero el detalle que más indignó a los jugadores, fue el comportamiento de la dirigencia con sus respectivas familias: Solo 20 entradas para todos los familiares del plantel, le ofreció la dirigencia al grupo para viajar a Mendoza..
20 tickets para la familia de 35 jugadores.
Además ellos tuvieron que encargarse de la logística de cada familiar y comprar el resto de las entradas, al menos para que cada jugador tenga dos acompañantes como mínimo.
Era el momento más importante de sus carreras y tenían que preocuparse por conseguir que su familia los pueda acompañar.
Así y todo, el equipo nunca se quejó, nunca mostró su malestar ante la opinión pública. Aconsejados por su entrenador, el plantel luchó con sus armas, no solo contra Barracas y Baliño, ni contra Boca o River, sino también contra estos detalles que marcan que la Copa Argentina vale mucho más de lo que todos pensamos, para un equipo que a diferencia de sus dirigentes, fue profesional, fue humilde, fue digno y tuvo sentido de pertenencia.