Facundo es jugador de la 5ta. División de Patronato, nació en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, y le contó su historia de vida a La Cábala. “La alegría por la que mi mundo gira, es el fútbol”, remarcó. Conocé su historia en esta nueva sección de La Cábala está destinada a conocer a los distintos chicos que participan en las formativas del Rojinegro.
Una tarde de lunes, en una de las plateas del estadio Presbítero Bartolomé Grella, con el entrenamiento del plantel profesional como fondo, Facundo Cis habló de varios temas con La Cábala. El primero de los que conversamos con el oriundo de Caleta Olivia (ciudad ubicada en el norte de la provincia de Santa Cruz) fue acerca de sus comienzos en el fútbol juvenil de AFA, “empecé a jugar en Defensa y Justicia hace dos años, cuando me vieron jugar allá en Santa Cruz. Me llevaron a una prueba y tuve la suerte de quedar”.
Pero por distintos inconvenientes, no pudo continuar en el Halcón de Varela, por lo que su llegada a la institución Rojinegra se dio de la siguiente manera: “me vine de vacaciones a Federal, pueblo donde nació mi viejo; el papá de Enzo Olier (jugador de 6ta. División), me trajo después de verme jugar en el campito. Desde que llegué, Candia (Marcelo) habló con los chicos, que me integren, que no me aparten que yo iba a ser compañero de ellos, me apoyaron siempre, más al saber que venía de muy lejos”.
Con mates de por medio y entre momentos de risa, el jugador recordó sus primeros días en Defensa y Justicia, con tan solo 15 años: “los primeros días jugando fue lindo; no me olvido, la primera fecha era ante Estudiantes y estaba en el banco, en el momento que me llaman para entrar no lo podía creer; pasar de jugar una liga en el sur a enfrentarme a Estudiantes, era todo muy lindo. Cuando le conté a mi viejo estaba re contento, fue al primero que le avise”.
El joven futbolista también se detuvo para hablar sobre el club que lo vio nacer, Catamarca FC, donde en la actualidad su papá es vicepresidente y su mamá secretaria. Así recuerda a la institución de sus amores: “Catamarca es el club que me vio nacer, donde hice mis primeros pasos y debuté en primera. Es donde está la gente que me apoya. Ese club es mi vida y la de mi familia. Cuando estaba allá siempre la pasaba en el club, hice cosas que no haría en ningún otro lado como regar la cancha, pintarla, entre otras cosas, todo por amor. Cuando me tenía que ir estaban todos contentos, querían los mejor para mí, pero extraño usar esa camiseta”.
-¿Cómo fue el partir de tu ciudad tan joven para irte tan lejos?
– Irme de mi pueblo fue difícil; agarrar el bolso fue muy complicado. Ahora me acostumbré, no me tira tanto irme para allá. Pero por ejemplo tengo una sobrinita, que es la primera, y no la conozco. Son cosas que empujan a irte por más que ahora estoy más tranquilo. Son tres años ya y donde estoy bien. Cuando armé el bolso sabía que no me podía volver, pero esto es el fútbol, te perdés muchas cosas: cumpleaños, día del padre, día de la madre, un montón de cosas; y ganas otras.
-Y la relación con tu familia…
– Los veo una vez al año, eso es lo más difícil. Tengo contacto permanente con ellos. Se hace difícil jugar al fútbol lejos de la familia, el primer año se me hizo muy cuesta arriba y más estando en una pensión. Muchas veces quise agarrar el bolso e irme, pero por suerte me frenaron. El estar lejos es feo, cuando veía a mis compañeros que se iban a visitar a sus familias y yo no podía, tenía que quedarme solo en la pensión cuatro o cinco días solo, eso me partía el corazón.
-¿Tus viejos pudieron verte jugar en AFA?
-Mi viejo me vio solamente jugar un partido en AFA, me lo acuerdo, Defensa y Justica – Chicago, hace dos años aproximadamente y tuve la suerte de hacer dos goles. A veces me pongo a ver y pienso, porque tengo un compañero que los padres lo acompañan a todos lados, Tucumán, Mendoza, etc, y cuando los veo digo, pucha lo que hacen para verlo, a mí se me pone la piel de gallina porque daría todo para que mi familia me vea jugar.
Fueron momentos serios, de poca risa, con mates espaciados y la mirada constante a los jugadores que estaban entrenando, mientras Facu recordaba sus momentos no tan buenos, vividos en Buenos Aires: “tuve un representante que en los malos momentos no se acordó de mí. Pase muchas cosas feas el primer año en la pensión de Defensa; le llega un telegrama al club que quedé libre en la escuela y me sacan de ahí, aunque me mantenían en el club. Después de eso me fui a vivir con la familia de un compañero, estuve medio año ahí, hasta que no me podían tener más. Llamé a mi representante para que tratemos de conseguir algo y nunca apareció, llegó el momento de irme y no tenía donde ir… levante el bolso y me fui a Retiro, donde llamé a mi mamá porque no tenía para el pasaje, lo que me obligó a pedir prestado y tuve que pasar la noche en la terminal con todos los bolsos. Esos momentos no me los olvido, fue lo peor”, recordó.
Además narró otro de sus malos momentos en la Capital: “cuando tuve la lesión en Defensa que estaba solo, pensé en volverme. Estaba solo, no podía entrenar y nada. La cabeza me jugaba en contra, pero mis viejos siempre me apoyaron y estuvieron a la distancia”.
-Tu vida acá en Paraná, ¿te gusta?
-Sí, desde que estoy acá me siento cómodo, es más tranquilo y conocí gente buena, como son los entrerrianos, personas dadas a ayudar. En mi grupo de trabajo siempre se acercaron para integrarme, cosa que en Defensa no pasaba salvo con algunos chicos. Eso es lo que más extraño de esa institución, todas las amistades que dejé.
Después de distintas charlas, y analizando lo que hacía Iván Delfino en su práctica, el sureño dialogaba con suma tranquilidad, donde contó la convivencia con sus compañeros en la pensión de Grella: “acá cuando me pasa algo, se que están los chicos de la pensión con los que siempre nos damos una mano entre nosotros, porque siempre estamos cerca. Se complica la convivencia muchas veces en la pensión, pero por suerte nos llevamos bien, es como una familia, hay de todo”. Además agregó: “es lindo levantarse y tener el estadio como vista. Pienso en mi compañero ahora, Bruno (Duarte), que se despierta y se va a entrenar con primera, con pelotas profesionales, el césped en mejor estado, es soñado”.
-¿Y tus sueños?
– Otro sueño fuera del fútbol no imagino, sin el fútbol no sé qué haría. La alegría por la que mi mundo gira es el fútbol que lo es todo, siempre hablas de lo mismo, entrenas, pensás en eso siempre, es la palabra constante. Lo único que cualquiera quiere es debutar en primera, dejar todo y ser querido por un club, que se lo reconozca.
Esta fue la historia de Facundo Cis, un joven futbolista de la Patagonía, que llegó al Patrón para seguir luchando por algún día llegar a ser profesional. Un chico que dejó literalmente todo de lado (ciudad, familia, amigos) por continuar su sueño y algún día: ‘’regalarle la camiseta con la que debute a mi familia, que siempre luchó por mí”.
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