Rubén Forestello: «No estoy convencido como el primer día»

El ahora exentrenador de Patronato habló con La Cábala tras la confirmación de su salida de la institución Rojinegra. Entre otras cosas destacó la entrega total del equipo.

Luego de la reunión que puso punto final al cargo de Forestello, el mismo expresó: «Siempre tuve una relación excelente con la dirigencia, estoy agradecido por este año y medio. Este fue un semestre durísimo, que ha servido de aprendizaje para todos. Me voy más que orgulloso por la entrega total de todos. Ahora espero una posibilidad laboral, el Club necesita cambiar de aire para conseguir otro entrenador».

Confirmando los motivos de su no continuidad al mando del Rojinegro explicó: «Me voy porque no estoy convencido como estuve el primer día que llegué, esta dirigencia se merece que les hable con honestidad, hoy quiero estar en mi casa tranquilo. Fue un semestre desgastante para todos, pero como Cuerpo Técnico sabemos todo lo que entregamos al grupo; el objetivo se cumplió y estamos felices por eso».

«Me deja tranquilo el haber encontrado un buen grupo de futbolistas y una dirigencia correcta. No me aferro a ningún cargo. Todos necesitamos respirar tranquilos para ir a otra situación. Lo más importante es el Club».

Analizando lo que fueron estas dos temporadas con el plantel de Patronato, el Yagui dijo: «Entendiendo que peleamos por el descenso, a nivel general fue muy bueno, se tomaron riesgos, pero logramos el objetivo. Cuatro equipos se fueron este año y uno el anterior… El torneo próximo Patronato arrancará con cuatro equipos abajo, si bien nos hubiese gustado lograr otras cosas, terminamos jugando bien al fútbol. Sacamos dos partidos de visitante importantísimos, aunque no esperábamos perder tanto de local».

Para cerrar, Forestello define su paso por la entidad de calle Grella como «una felicidad total de haber encontrado gente humilde, con deseos de crecer y progresar, un grupo importante de futbolistas, que sabemos la cantidad de cosas que ha logrado para la institución».

Por: Gabriel Obelar