Comenzó la recuperación

Patronato tuvo su primer entrenamiento este lunes por la tarde, en el Estadio Grella, donde los titulares ante Racing se movieron de manera diferenciada, mientras que después se realizaron tareas de fútbol en espacios reducidos. Vera y Peralta, aparte. 

 

La mejor manera para borrar el partido y la derrota ante Racing, es hablar y estar juntos. Más allá de que ya estaba previsto el entrenamiento este lunes, al plantel le sirvió reunirse y no estirar la bronca por el partido que se perdió en Avellaneda.

En el Estadio Grella, luego de la charla inicial, el plantel se dividió en dos. Por un lado, los titulares se movieron con Adrián Villareal, con quién conversaron antes de moverse, además de realizar la autocrítica pertinente.

Con el PF, tuvieron movimientos regenerativos, de coordinación y pasadas de intermitencia, además de tareas preventivas de lesión, con sesiones de frío-calor.

El resto, tuvo la entrada en calor con Sebastián Villalba, el segundo preparador físico, con quién tuvieron la entrada en calor con un circuito de coordinación, combinado con minutos de fútbol en espacios reducidos al mando de Martín Mazzoni.

Mañana el Santo continuará entrenando, por la mañana, en el predio cercano a la base aérea, con trabajos físicos y futbolisticos, buscando corregir y armar el once pensando en Rosario Central.

APUNTAN AL CANALLA

Renzo Vera, que se recupera de un micro-desgarro en el isquiotibial, se movió de manera diferenciada, caminando y trotando alrededor del campo de juego, cómo también lo hizo Abel Peralta, que busca recuperarse al cien por ciento de su contractura en el isquio.

MUCHA CHARLA

Juan Pablo Pumpido, no sólo que conversó con varios de los futbolistas en la previa al entrenamiento, sino que lo hizo en el final y durante todo el entrenamiento con gran parte de su cuerpo técnico.

CAMBIO EL LUGAR

La práctica estaba programada para que se desarrolle en el predio La Capillita, pero por un inconveniente con el transporte de la utileria, se traslado al Estadio Grella.

Por: Gabriel Obelar