En la primera edición del segmento La Cábala Mujer presentamos la historia de una luchadora. Ella es Fátima Heinze, tiene 29 de años, a los 8 le diagnosticaron Fibrosis Quística -una enfermedad extraña e inusual-, en 2014 recibió un trasplante bipulmonar que le permitió mejorar su calidad de vida. Ella nos cuenta acerca de su vida, experiencias y de cómo salió adelante pese a todas las adversidades.
Fátima nos introduce en lo que significa su enfermedad y condición, para que conozcamos más acerca de ella:
«La Fibrosis Quística es una enfermedad genética hereditaria, no contagiosa, que afecta varios órganos del cuerpo humano, en especial en el sistema digestivo y respiratorio. En el respiratorio lo que hace es provocar infecciones recurrentes por un moco muy espeso, que tenemos nosotros los fibroquísticos; crea infecciones, y estas deterioran el pulmón hasta que llega un momento en el que va sacando capacidad pulmonar… Se requiere de oxígeno, no a veces constante, a veces llegamos a ser oxígeno-dependiente totalmente y se puede llegar a un trasplante bipulmonar a lo largo de la enfermedad. En la parte digestiva, genera que el páncreas no produzca las enzimas, que son las encargadas de absorber vitaminas, minerales y grasas, que hacen que la persona engorde. Entonces, por eso debemos tomar unas enzimas siempre antes de comer».
Cuando tenía ocho años Fátima y su familia se enteraron de que padecía FQ. «Después del diagnóstico empecé a ir a controles a Buenos Aires, al Hospital de Niños Carlos Gutiérrez, donde me atendí hasta los 25 años ahí. Y mi vida cambió 380 grados porque al tener un diagnóstico y un tratamiento, pude engordar y mis infecciones pulmonares fueron disminuyendo y pude tener mejor calidad de vida».
«En primer lugar, antes del trasplante uno tiene que tener ejercicio físico, para poder llegar en buenas condiciones, después del trasplante tenemos que rehabilitarnos porque tenemos que volver a caminar, tenemos que volver a comer, nos enseñan otra vez a toser, y es como volver a nacer y tener que aprender todas esas cosas. Caminar a mí me costó un poco. La rehabilitación es fundamental, tenemos que hacer distintos ejercicios, primero toda la parte de piernas, después de tres meses recién podemos empezar a hacer ejercicios y actividades de brazos, de tórax y toda esa zona. Así que empecé caminando en cintas, después trotando, después corriendo, haciendo pesas, saltando, todas esas cositas que me fueron ayudando a volver a tener la movilidad en mi cuerpo. Cuando me operaron yo pesaba 30 kilos y me había deteriorado mucho, no tenía músculos. Cuando me paraba era débil, muy débil. Me tenían que ayudar porque me caía, y la rehabilitación me ayudó a fortalecer los músculos y a crear masa muscular, y obviamente me sacó adelante después del trasplante».
La vida de Fátima cambió radicalmente luego de haber recibido sus nuevos pulmones, para ella fue un volver a nacer. Es por este motivo que hoy en día disfruta de cada pequeño detalle de la vida.
«El trasplante no cura la Fibrosis Quística, sino que mejora la calidad de vida, porque ya no necesitamos de un montón de medicación ni estar dependiendo del oxígeno, la enfermedad continúa.
Yo sigo con el tratamiento, con medicación y con mis controles en la Fundación Favaloro, por el tema del trasplante pero también por la patología de base, pero tengo una vida plena y feliz, no tengo prohibido hacer completamente nada, disfruto todos los días que me levanto, que me siento a tomar un mate, que salgo a caminar, puedo salir a bailar con mis amigos, viajar que es lo que más me gusta, antes no podía viajar sola porque no podía llevar las valijas…»
En 2010, con ayuda de otras personas y con el futbolista Gabriel Heinze como padrino, Fátima creó la asociación Alguien como yo FQ, «estuve en terapia intensiva con una recaída muy fuerte en Paraná, los médicos no sabían qué hacer, no sabían de que se trataba, y mi vida pendía de un hilo, entonces cuando todo eso pasó, me hizo un click y dije: ‘No, acá tenemos que hacer ruido’, que los profesionales de la salud sepan lo que es la Fibrosis Quística, que tengan los elementos y conocimientos para poder tratar a alguien si llega a aparecer, y para buscar más pacientes en la provincia, acompañarlos, difundir sobre la enfermedad y que todos tengan el tratamiento y el diagnóstico adecuado».
Luego de la operación, ella debía realizar actividad física. Actualmente se desempeña en el atletismo, disputando maratones recreativas.
«Yo era una mina muy sedentaria, no hacía nada. Después empecé a tomar el gusto por las caminatas y las maratones, nosotros también organizamos maratones con la Asociación, es un deporte muy lindo que reúne mucha gente. Comencé a organizarlo y después me empezó a gustar la movida y el deporte, empecé caminando despacito y ahora estoy incursionando en empezar a correr maratones y hacer más caminatas. Inclusive, el 18 de abril cuando organizamos nuestra maratón yo corrí una carrera de 5 kilómetros. Lo que más me importa es poder completar y llegar. Y obviamente que después del trasplante sí o sí tenemos que hacer actividad física».
Nos confesó: «Tengo muchos proyectos, sueños, muchas ganas de compartir con mi familia, mis amigos, de trabajar en la asociación, de poder hacer cosas para los demás, poder seguir ayudando y colaborando con las familias de los pacientes. Pero mi sueño es viajar y conocer. Particularmente referido a la Asociación es poder poner en Entre Ríos un centro referente en la provincia, donde los pacientes puedan atenderse y recibir todas las atenciones que necesitan y no tener que viajar para atenderse. Aún falta mucho para eso, porque hay que un largo camino, pero en algún momento deseo fuertemente que eso pueda hacerse realidad».
Fátima Heinze es una luchadora de la vida y tuvo que enfrentarse a situaciones muy duras…
«Mi consejo es siempre ir para adelante, no perder la fe, pensar que lo mejor está adelante y por venir. No hay que bajar los brazos, a veces es muy difícil pero hay un futuro hermoso; la vida es hermosa, nos brinda un montón de cosas y tenemos que saber aprovecharla y disfrutar todos los días de lo que nos da Dios, y de nuestros seres queridos, de nuestra familia».
Nuestra protagonista también agradeció a esos seres especiales que la acompañaron en los momentos complicados y que hoy en día son su soporte para seguir adelante.
«En particular a mi familia, a mis amigos, a toda la gente de Alguien Como Yo FQ, que estuvo acompañándome todo el tiempo el año pasado y me sigue acompañando. A un ángel en especial que tengo en Paraná, que es mi enfermera Valeria Montero y a toda la Fundación Favaloro, a todos los médicos, enfermeras, kinesiólogos, a todos y en especial al Doctor Alejandro Bertolotti, que me salvó la vida».
Reviví la historia de vida de Fátima Heinze en este link.