La head coach de la Selección Argentina Femenina Juvenil brindó su palabra a La Cábala luego de la primera concentración de jugadoras del conjunto albiceleste. Ella habló de los objetivos que se tienen para este año, además de resaltar la importancia de profesionalizar el deporte amateur.
«El año que viene tenemos nuestro objetivo a mediano plazo con el Mundial juvenil. A corto plazo tenemos el Sudamericano Sub 18, que se va a disputar en Ecuador en octubre de este año», inició la entrenadora. «Empezamos un proceso con tres grupos marcados de chicas. Este fin de semana en Paraná contamos con 46 chicas, fue un desafío importante manejar un grupo tan numeroso».
Respecto a la concentración de la gran mayoría de las convocadas para integrar el Seleccionado, Etcheveste explicó: «Dentro de los tres grupos hay uno de elite, por llamarlo de alguna manera, con 11 chicas que tienen un nivel importante de desarrollo y madurez que les permite estar también en el seleccionado mayor. Después viene un grupo de 25 jugadoras, que es el mayoritario; y después otro de nenas de 13-14 años que es de formación para hacer un proyecto a largo plazo y que este proceso sirva de semillero para el sóftbol femenino. Es un proyecto maravilloso que seguramente va a traer sus frutos, estoy convencida».
Pese a la relevancia que tiene el deporte en nuestro país, aún el sóftbol sigue siendo amateur en muchos aspectos, aunque se trabaje de manera profesional: «No tenemos la fortuna ni la chapa que tienen las selecciones masculinas. El apoyo en el deporte amateur viene una vez que se obtiene el logro, no es para alcanzarlo. Tenemos la fortuna de que el ENARD haya confiado en este proyecto y nos haya dado la posibilidad de becar a 25 chicas. Ese es por ahora el único ingreso que tenemos. De hecho, cuando estemos viajando al Sudamericano no contaremos con el apoyo de la Secretaría de Deportes ni del ENARD para pagar los pasajes; al menos hasta ahora no estamos en la agenda».
Es por eso que contó su experiencia como jugadora años atrás y lo que significa el sacrificio que hacen los padres de cada una de las chicas seleccionadas: «Todas las cosas son perfectibles. Cuando yo estuve en proceso de selecciones cadetes o juveniles como jugadora no había becas. La camiseta era doblemente tuya porque te la ganabas en la cancha y te la tenías que pagar. Esto ya -esperemos- no les va a pasar a las chicas pero seguimos necesitando el apoyo de los familiares para poder entrenar con la Selección. Las 46 chicas que tuvimos en esta concentración en Paraná se alojaron en casas de sus compañeras que viven acá».